viernes, 27 de noviembre de 2015

CONTUNDENTE RESPUESTA DE LOS DOMINICOS DE AVRILLÉ A LA CIRCULAR SOBRE EL JUBILEO









¿Se debe participar en el Jubileo de la Misericordia?



Parece que se debe participar en el Jubileo extraordinario de la misericordia:

1a. Cuando las compuertas de la gracia están abiertas, hay que recibirlas en abundancia. Un Año Santo es una gran gracia para todos los miembros de la Iglesia.

2a. El Concilio de Trento "enseña y manda que el uso de las indulgencias, muy beneficiosas para el pueblo cristiano y aprobadas por la autoridad de este santo Concilio, sea preservado" (DS 1835); el Código de Derecho Canónico dice: "todos tengan gran consideración de las indulgencias" (can. 911). Sería paradójico que porque no queremos tener nada que ver con ese concilio fallido que fue el Vaticano II, lleguemos a hacer caso omiso de una verdad proclamada en el Concilio de Trento y alentada por toda la tradición de la Iglesia.

3a. Según San Alfonso María de Ligorio: "Para llegar a ser un santo, basta con ganar la mayor cantidad posible de indulgencias" (citado en el Manual de Indulgencias, Atesorando para el Cielo, ed. DFT, 2005, p 6.).

4a. Una persona no arriesga su salvación al participar en el Jubileo de la misericordia, salvo si pone en duda el poder de las llaves del que Francisco es el detentador legítimo.

5a. “Aunque la remisión de la pena se haga sin razón, el interesado, sin embargo, gana la indulgencia en su totalidad” (Santo Tomás de Aquino, Supl., Q. 25, a. 2 ad 1).

6a. Para que una circunstancia afecte el jubileo y lo desnaturalice, tendría que convertirse en el objeto o fin específico. Pero las condiciones que se establecen para la obteción de la indulgencia son tradicionales: visitar una iglesia jubilar, confesión, comunión, recitación del Credo y de la oración por las intenciones del Sumo Pontífice (como el Pater o la oración del jubileo).

7a. La alegría del Jubileo no consiste en regocijarse en el Concilio Vaticano II, sino en la gracia difundida por el jefe de la Iglesia, extraída del tesoro de los méritos infinitos de Cristo y de todos los santos. La gracia profusamente difundida siempre será una fuente de alegría para aquellos que están dispuestos a recibirla.

8a. Mons. Lefebvre y el seminario de Ecône participaron en la gran peregrinación organizada en Roma durante el Año Santo de 1975. Lo mismo la Fraternidad San Pío X en el 2000. Sin embargo, en 1975 el Vaticano había informado que el Año Santo "coincidía con el décimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II", y la bula de convocación del Año Santo 2000 indicó que con ocasión de la entrada en un nuevo milenio, "se debe llegar con una fortalecida fidelidad a la enseñanza del Concilio Vaticano II".

Sed contra:

Este jubileo está organizado por la Iglesia conciliar; pero Mons. Lefebvre escribió en su"testamento" espiritual [Itinerario Espiritual siguiendo a Santo Tomás de Aquino en su Suma Teológica, 1990]:


"Todo sacerdote que quiere permanecer católico tiene el estricto deber de separarse de esta Iglesia conciliar, mientras ella no recupere la tradición del Magisterio de la Iglesia y de la fe católica. [...] Tal vez alguien me diga: “¡Usted exagera! Cada vez hay más obispos buenos que rezan, que tienen fe, que son edificantes... Aunque fuesen santos, desde el momento en que aceptan la falsa libertad religiosa, y por consiguiente el Estado laico, el falso ecumenismo (y con ello la existencia de varias vías de salvación), la reforma litúrgica (y con ello la negación práctica del sacrificio de la Misa), los nuevos catecismos con todos sus errores y herejías, contribuyen oficialmente a la revolución en la Iglesia y a su destrucción."

Respuesta:

La moralidad de un acto humano se juzga no sólo por su objeto, sino también por las circunstancias (I-II, q. 18, a. 3). Por ejemplo, llevar un mango de picota de camino al campo de cultivo tiene una moralidad diferente a llevar el mismo mango de picota de camino a una manifestación.


El Año Jubilar de la misericordia se ve manchado por las siguientes circunstancias: la fecha del jubileo fue elegida para celebrar los 50 años del concilio, y la "misericordia" promovida por Francisco es una misericordia laxista que impulsa al pecado.

La participación en el Jubileo no puede ignorar estas circunstancias, por lo que esa participación es inmoral

Soluciones a las objeciones:

Ad 1. San Hermenegildo se negó a recibir la comunión de manos de un obispo arriano el Domingo de Pascua, y por esta razón fue entregado a la muerte. Sin embargo, nada es más santificador que la Santa Comunión y la comunión pascual es obligatoria bajo pena de pecado mortal. Pero aquí una circunstancia hizo pecaminoso el acto: recibir la hostia de la mano de un obispo herético era una "communio in sacris" con un hereje.

Ad 2. El objetante yerra al calificar el concilio Vaticano II sólo de "concilio fallido." Por el contrario, ha sido tan exitoso para los modernistas, que han podido, en esa ocasión, fundar su "Iglesia conciliar". Participar en este jubileo sería un compromiso con esta pseudo-Iglesia a causa de las circunstancias mencionadas. En cuanto a las indulgencias, se pueden ganar de otras maneras ajenas al jubileo: hay muchos modos de ganar una indulgencia plenaria todos los días, como por ejemplo, la adoración del Santísimo Sacramento durante media hora, la lectura de la Sagrada Escritura por el mismo tiempo, la recitación del Rosario en comunidad, el Via Crucis [1].

Ad 3. El objetante no da la referencia en las obras del santo sino en una obra de segunda mano, que a su vez no da ninguna referencia. El vestigio más antiguo que se han encontrado de esta cita es un libro escrito para desacreditar las indulgencias: Paul Parfait, "El Arsenal de la devoción: Notas para servir a la historia de las supersticiones", 4ª ed, París, Georges Decaux, 1876, p. 90. Nos vamos a permitir exigir una fuente precisa para verificar la autenticidad de esta frase y su contexto. De todos modos, para convertirse en un santo, lo primero que necesita es fe en grado heroico y evitar todo equívoco en esa materia.

Ad 4. No se cuestiona la autoridad del Papa, sino que se constata que la usa mal. Es por la misma razón que rechazamos la nueva misa, el nuevo Código de Derecho Canónico, etc.

Ad 5. El objetante ha omitido, sin señalarlo, una parte de la cita de Santo Tomás: "Si, no obstante la remisión se hace sin razón, como cuando los hombres son liberados de las obras de penitencia a cambio de casi nada, él [el que concede la indulgencia] peca procediendo así; sin embargo, el interesado gana la indulgencia en su totalidad". Por lo que se ve que el aspecto no razonable considerado por Santo Tomás es una simple desproporción entre la obra exigida y la indulgencia concedida. En el caso de este Jubileo, la ganancia de la indulgencia está vinculada a la alegría por el Vaticano II y a una falsa concepción de la "misericordia" por parte del papa Francisco, de la cual no sólo aspecto no razonable, sino inmoral.

Ad 6. El objetante juega con la palabra "desnaturaliza". Es cierto que el Jubileo se mantiene siendo tal Jubileo y las circunstancias que le afectan para mal no cambian su naturaleza de Jubileo. Pero ellas entran también en el objeto moralmente considerado porque afectan la moralidad. Comunión ofrecida a San Hermenegildo seguía siendo una comunión de Pascua, pero las circunstancias la hicieron pecaminosa.

Ad 7. Aunque la persona que participa en el Jubileo no tenga la intención (subjetiva) de festejar el Concilio Vaticano II, ella toma parte en un Jubileo que ha sido objetivamente querido para festejar ese concilio. A no ser que queramos volvernos subjetivistas, debemos abstenernos.

Ad 8. Los Jubileos de 1975 y 2000 fueron jubileos ordinarios, ya que regularmente se hacen cada 25 años para celebrar los aniversarios de la encarnación. Por tanto, no se vincularon en sí al aniversario del concilio ni a una idea errónea de la misericordia. Las alusiones al concilio señaladas por el objetante son secundarias y no afectan la moralidad del acto de participación para aquellos que simplemente quisieron celebrar el aniversario de la Encarnación.

En 1975, la participación de Mons. Lefebvre en la peregrinación organizada por la asociación Credo tuvo lugar cuando el Prelado manifestaba su oposición a Roma conciliar [2]: así que no hubo ninguna ambigüedad en ese gesto.

Uno puede preguntarse si era prudente hacer otra peregrinación a Roma en el 2000. Porque fue en esta ocasión que se han retomado los contactos con miras a un acuerdo con la Roma modernista, lo que llevó a la caída de Campos al año siguiente. La FSSPX se contuvo, pero las negociaciones para el acuerdo han continuado, y en 2012 el acuerdo estuvo a punto de hacerse. Los comunicados que siguieron a la reunión romana de 23 de septiembre de 2014, la de Menzingen ("cordial encuentro") y el Vaticano ("proceder por etapas" ... "en la superación de las dificultades" ... "en la perspectiva de la plena reconciliación ") fueron el punto de partida de una serie de etapas o grados, y la participación en el jubileo sería claramente parte de eso.
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[1] Sobre las indulgencias, ver P. Marie-Dominique OP, "Las indulgencias en la vida de la Iglesia y su destrucción por el Papa Pablo VI", ed. du Sel, 2010.


[2] Recordemos el contexto: el 11 de noviembre 1974 tuvo lugar la visita al seminario de Ecône de dos enviados desde Roma a causa la famosa declaración de Mons. Lefebvre de 21 de noviembre. El 25 de enero de 1975, Mons. Lefebvre fue invitado a comparecer ante tres cardenales (Tabera, Wright y Garrone). El 6 de mayo Mons. Mamie retira la aprobación dada por su predecesor, el mismo día los tres cardenales apoyaron esta decisión con el acuerdo de Pablo VI, los días 24 y 25 de mayo tuvo lugar la peregrinación, el 5 de junio Mons. Lefebvre interpone su recurso ante el Tribunal de la Signatura Apostólica, etc.