jueves, 11 de julio de 2013

LA FUERTE TORRE CONTRA EL ENEMIGO




Dios mío, mi roca, mi refugio.

Salmo 17, 3.


Sólo en Dios se descansa, oh alma mía,
porque la salud viene de Él.
El solo es mi roca, mi salvación,
mi defensa; nunca seré conmovido.
¿Hasta cuándo acometeréis a un solo hombre,
queriendo todos derribarlo,
como muro inclinado,
como pared que se desploma?

Salmo 61, 2-4.


Bendito sea Dios, mi piedra;
Él adiestra mis manos para la pelea,
mis dedos para la guerra;
Él es mi alcázar y mi libertador,
el broquel con que me cubro.

Salmo 143, 1-2.


Sé para mí la roca que me acoja,
el baluarte seguro en que me salves,
porque mi roca y mi alcázar eres Tú.

Salmo 70, 3


Desde los confines de la tierra clamo a Ti,
con el corazón desfallecido;
Tú me alzarás hasta la roca,
me darás el reposo;
porque eres mi refugio,
la fuerte torre contra el enemigo.

Salmo 60, 3-4.